Takina se sentía ligeramente nerviosa, mostrarse en una situación débil enfrente de Chisato era de lo más íntimo que pudieran compartir, para ella solía ser complicado enfrentar ciertos temas personales y mucho más con otra persona.

Chisato empezó a lamer lentamente la vagina de Takina, su lengua rozaba desde la entrada de la vagina hasta el clítoris de manera uniforme, haciendo presión con cada papila y cada milímetro de su lengua.

 

- Tienes que relajarte, Takina. -

 

Le sugirió Chisato, para luego volver a lamer y succionar su interior, sintiéndose responsable y queriendo que Takina lo disfrutara lo más posible, aunque en parte estaba emocionada en ser la primera chica que le haría sentir ese placer desconocido.

Takina inspiró y exhaló profundamente para calmarse, los músculos de sus glúteos y de las caderas habían dejado de estar en tensión, por lo que sus piernas bajaron lentamente, hasta que las rodillas pudieran tocar la cama.

Chisato se había enfocado en el clítoris, mientras insertaba unos dedos al interior de Takina, para prepararla.

Takina se estaba mojando abundantemente, en su cara reinaba una expresión de placer, sus ojos estaban semiabiertos, la rojez de las mejillas rodeaba su boca, cuyos labios estaban también semiabiertos, dejando que unos delicados gemidos salieran de ahí.

El hecho de que Chisato se estuviera encargando de ella la hacía sentir bien, no tenía que hacer nada, solo disfrutar.

Chisato acercó el dildo a su boca y luego lo empapó de saliva, para que estuviera listo, y regresó a succionar el clítoris de Takina, mientras lentamente la penetraba con el dildo.

Takina empezó a producir unos gemidos agudos, fruto de una mezcla entre quejidos y placer, por lo que Chisato empezó a lamer muy rápidamente su clítoris, para que el dolor fuera lo que menos percibiera.

Ya faltaban pocos centímetros, así que Chisato dio un empujoncito, penetrándola por completo.

Takina se había quedado sin aliento a la vez que sus ojos se habían llenado de lágrimas, sin duda sintió dolor pero a la vez quería que Chisato la penetrara hasta el fondo, por fin había abierto esa puerta hacia un placer aún más intenso, su lujuria estaba prevaleciendo sobre el dolor, lo cual la hizo mojarse todavía más.

 

- Ch… Chisato… No te detengas. -

 

Chisato empezó a mover el dildo lentamente, el movimiento hizo que algunas gotas de sangre salieran de la vagina de Takina, manchando las sábanas blancas.

 

- Quiero más… -

 

Cuanto más el dildo abría su vagina, más el dolor iba desapareciendo, por lo que con voz temblorosa y jadeante Takina pedía cada vez más placer.

Chisato estaba sorprendida, en su momento a ella le había dolido bastante pero no parecía ser el caso de Takina, la cual afortunadamente ya estaba empezando a descubrir ese placer que desde lo físico, la penetraba hasta el alma.

No hizo falta pedírselo nuevamente, Chisato sacó el dildo por completo y volvió a penetrarla con más fuerza, para luego moverlo más rápidamente y con mucha menos delicadeza.

Un grito sofocado se escuchó hasta el pasillo, Takina empezó a retorcerse por el placer mientras que Chisato bebía cada gota de líquido que salía desde su interior, haciendo que un sabor a hierro invadiera su paladar, excitandola aún más.

En ese momento Takina se veía tan tierna y delicada, gimiendo como loca y queriendo que Chisato la penetrara.

Chisato de repente le quitó el dildo, Takina en un principio le dirigió una mirada de desacuerdo, pero Chisato mientras se había levantado de la cama y había agarrado la silla de su escritorio, la acercó a la cama y se sentó de una manera según la cual la zona lumbar resultara como si estuviera medio acostada, abrió las piernas manteniendo los pies firmes.

 

- Siéntate encima mío. -

 

Chisato le hizo seña a Takina de que se sentara en su bajo abdomen, esa posición la confundía pero al mismo tiempo la intrigaba, así que se sentó.

Su trasero encajaba perfectamente en los surcos del pelvis de Chisato y su espalda resultó estar acostada contra los pechos de esta última, cuyos pezones erectos punzaban directamente contra su piel, haciendo que escalofríos recorrieran su espalda, hasta los gluteos y los muslos.

Chisato la agarró por los muslos, haciendo que sus pies se posaran encima de sus propios muslos.

Esa posición hacía que las dos vaginas quedaran una encima de la otra, exponiendolas con claridad, como dos blancas flores clitoria ternatea mojadas de rocío que, al despuntar el alba, empezaban a brillar.

 

- ¿Estás lista? -

 

Le susurró Chisato en el oído, mordisqueando su oreja, con una mano le estaba sobando la vagina, con el dedo índice y el medio la había abierto ligeramente para luego penetrarla nuevamente pero con un dildo más grande, mientras que esos dos dedos se habían movido encima del clítoris, masajeandolo con decisión.

La vagina de Takina volvió a mojarse abundantemente, tanto que esas gotas de ambrosía estaban fluyendo en la vagina de Chisato, mojandola y haciendo que los fluidos de las dos se mezclaran, creando un elixir perfecto.

Takina se sentía eclipsada y dominada por Chisato, la cual estaba sosteniendo su peso sin ningún esfuerzo aparente, rodeándola con sus brazos; esa fuerza física y esa iniciativa al penetrarla salvajemente la excitaba como si no hubiera un mañana.

Mientras era presa del placer, Takina bajó sus dedos hacia el clítoris de Chisato y con la otra mano tanteaba en la cama, en búsqueda de otro dildo, lo encontró y penetró a Chisato, la cual se detuvo por un momento: ella también adoraba ser penetrada por Takina, así que las dos empezaron a penetrarse mutuamente, gimiendo a ritmo sincopado.

Los cuerpos de las dos estaban firmemente unidos por el sudor, su temperatura corporal aumentaba, haciendo que sus vaginas se sintieran aún más cálidas y así amplificando el placer.

Esa posición se sentía un poco incómoda para penetrar a Chisato, por lo que Takina le sacó el dildo y agarró un vibrador interno, el cual venía con un pequeño control remoto, lo chupó para llenarlo de saliva y lo introdujo en su vagina, lo movió por unos minutos como si fuera un dildo y lo empujó lo más posible dentro de ella, para luego encenderlo con una velocidad moderada, mientras que con los dedos le estimulaba el clítoris con rapidez, ejerciendo presión con las yemas.

La vagina de Takina pulsaba en mayor parte por el placer y un poco por el dolor, que de cierta manera hacía que el placer se sintiera delicioso, provocando que se acercara peligrosamente al orgasmo, por lo cual Chisato le susurró nuevamente al oído.

 

- Takina, ¿Disfrutas del dolor? -

 

Le preguntó, tartamudeando por el placer, en ese momento era como si Takina fuera su rehén, lo cual se sentía aún más excitante, emitía gemidos agudos y suaves, como los de un cervatillo en apuros.

El corazón de Takina ya estaba acelerado, pero esa pregunta lo hizo acelerar más.

 

- N-no sé. -

 

Contestó Takina con dificultad, no sabía a qué venía esa pregunta, Chisato solía hacer preguntas por mera curiosidad, pero parecía tener algo más en mente.

 

- Vamos a probar algo, confía en mí. -

 

Susurró Chisato en su oído y luego se acercó un dedo a la boca, lo chupó por unos segundos y luego lo sacó de su boca, pequeños hilos brillantes de saliva todavía conectaban sus labios y el dedo, haciéndose más grandes cuanto más el dedo se alejaba de su cara, para luego fundirse con el calor y desaparecer como nubes despejando el cielo.

Con ese dedo, Chisato empezó a masajear la zona externa del ano de Takina, el cual se estaba contrayendo y dilatando ligeramente debido a la penetración vaginal que seguía en acto.

De repente la vagina de Takina empezó a mojarse aún más, como si ese roce ahí abajo la estuviera excitando, lo cual era algo bueno para los planes que tenía Chisato para ella.

Chisato empezó a mover el dildo mucho más rápido y fuertemente, para luego meterle el dedo dentro de su ano y empezar a moverlo para expandirlo lo más posible.

Lejos de estar agotada, Takina estaba gimiendo ardientemente y su cuerpo estaba frenético por la estimulación, como si ese dildo y el dedo de Chisato la movieran como si fuera un títere.

 

- M… me gusta… M-más, dame más. -

 

Imploró Takina, agarrándose con firmeza a la silla, cuya tapicería ya estaba mojada de líquidos y sudor. 

Chisato no se esperaba ese desenlace pero se sentía complacida por lo que sacó el dildo de su interior, agarró a Takina por la cintura, la levantó y la dejó encima de la cama, posicionándola en cuatro patas.

 

- Prepárate, va a ser duro. -

 

Takina no podía ver a Chisato porque estaba a sus espaldas, pero asintió con la cabeza y con sus dos manos abrió sus nalgas lo más posible.

Chisato agarró un plug anal de tamaño medio, compuesto por bolitas que aumentaban de tamaño según la longitud, lo lubricó y empezó a insertarlo delicadamente en el ano de Takina; sus piernas estaban temblando, mientras que su ano parecía engullir el juguete sin muchas trabas.

Ese dolor era soportable para Takina, aunque en momentos sentía que su estado de consciencia vacilaba entre atento y atontado, la parte superior de su cuerpo había colapsado hacia abajo, junto con la zona lumbar, así que agarró una almohada y la encajó por debajo de su bajo abdomen, para que sus caderas tuvieran algo de soporte, mientras que con sus manos agarraba las sabanas con firmeza.

 

- Ya está por dentro, aguantaste muy bien. -

 

Afirmó Chisato, besando las nalgas de Takina para relajar la zona, era asombroso ver desde cerca como ese objeto estaba dilatando su ano.

Chisato se acostó boca arriba, agarró a Takina por las caderas, la sentó encima de su boca y empezó a lamer frenéticamente su clítoris, haciendo que que su espalda se erigiera y que se sentara por completo encima de su cara, con el plug bien introducido por dentro.

Takina sentía un ligero ardor en su interior y su ano pulsar, mientras que Chisato la estaba estimulando, esa mezcla de dolor y placer la estaba matando, no sabía hasta qué punto podría aguantar, pero empezaba a entender la pregunta de Chisato.

Definitivamente Takina quería llegar hasta su máximo límite, a pesar de haber empezado a saborear el sazón de la vida gracias a Chisato, le costaba sentir las emociones de manera fuerte e invasiva, aunque no pareciera, era complicado que su corazón latiera rápido o que tuviera taquicardia, por lo que en parte se sentía obligada a empujarse un poco más allá del límite normal para poder sentir sensaciones fuertes que ni siquiera la constante cercanía a la muerte era capaz de suscitar en ella.

El dolor no era algo necesariamente negativo para Takina, la hacía sentir viva.

Antes de que pudiera decir algo, Takina tuvo un orgasmo clitoriano y aún así tenía ganas de seguir.

 

- Q-quiero que me metas algo más grande, a-ahí. -

 

Dijo Takina, levantándose de la cara de Chisato, todavía había mucho por disfrutar. Entre la variedad de juguetes que había, un dildo de doble cabeza llamó la atención de Takina, así que lo agarró y lo acercó a Chisato.

 

- P-podríamos… -

 

Chisato se sentó repentinamente, no estaba segura de haber entendido la idea de Takina, pero las ganas de someterla y sentir placer todavía la estaban poseyendo.

Era una sensación rara, era ella la que solía estar sometida, a la que se le penetraba con más fervor y quería ser penetrada tanto como quería penetrar con fuerza a Takina, por lo que la puso nuevamente a cuatro patas, se arrodilló detrás de ella, se quitó el vibrador interno e insertó el dildo en su propia vagina con la cabeza más chica, lubricó abundantemente la otra cabeza, de dimensiones más grandes.

 

- Ya que insistes, te daré más, pero no habrá marcha atrás. -

 

Exclamó Chisato, removiendo lentamente el plug, sus manos temblaban por la impaciencia, quería intentar lo que tenía en mente pronto.

Se agachó para lamer el ano de Takina y llenarlo de saliva, era mejor excederse con la lubricación que tener problemas indeseados, encendió un vibrador de conejo y penetró la vagina de Takina, para que por mientras sintiera nada más placer.

Masajeó y exprimió las nalgas enrojecidas de Takina por unos segundos y luego agarró la otra cabeza del dildo y empezó a penetrar su ano lentamente.

Takina otra vez agarró una almohada pero esta vez para abrazarla y aguantar el dolor, mientras que Chisato aumentaba la velocidad del vibrador.

El rostro de Takina estaba rojo por la tensión y el aguante, estaba mordiendo la almohada para sofocar los ligeros gritos que salían de su boca, mientras que Chisato sentía que el dildo excavaba cada vez más dentro de su vagina a la vez que iba empujando y penetrando a Takina, pero debía controlarse o podía hacerle mucho daño.

Takina no parecía quejarse mucho y Chisato ya no aguantaba, así que empujó un poco más, causando que Takina se sintiera un poco mareada, no había sido una dilatación gradual, pero Chisato empezó a empujar y moverse, sacando y empujando el dildo en su interior.

En el mismo día, Takina había sido penetrada por primera vez con objetos de dimensiones mayores a unos dedos, el dolor vaginal para ese momento ya era casi imperceptible e incomparable al que sentía en su ano, de hecho con su vagina en ese momento nada más sentía placer y, a pesar del importante dolor que no parecía querer cesar, se aproximaba a otro orgasmo.

 

- Ch-Chisato… voy a… -

 

Chisato empezó a masajearse el clítoris en lo que aumentaba la velocidad, el dildo las penetraba a ambas al mismo tiempo y al mismo ritmo, de repente empezó a salpicar un chorro de líquido desde su uretra, mojando a Takina.

Esa visión ante sus ojos era onírica, el cuerpo delgado y sinuoso de Takina estaba enrojecido y sudado, desde su nalgas, por su espalda inclinada recorrían las gotas de squirt, como un manantial. 

Chisato no se detuvo y siguió moviéndose, hasta que las dos llegaron al orgasmo, Takina estaba empapada de líquido vaginal, squirt y sudor y acababa de venir por segunda vez, simplemente suspiró y se desplomó en la cama.

Toda esa acción había drenado totalmente sus energías, había llegado a un clímax indescriptible y probablemente difícil de repetir, cerró los ojos.

 

- Chisato… Te amo… -

 

Takina se quedó dormida sin darse cuenta, el vibrador seguía en su interior, el placer la acompañó hasta el último momento.

Chisato apagó el juguete y procedió a retirarlo junto con el dildo, antes de que Takina dijera eso, estaba preocupada y temía haberse excedido, pero al parecer era lo que ella quería.

No quería que hiciera más esfuerzos por lo que momentáneamente había limpiado con toallitas húmedas cada parte de su cuerpo y le puso una pijama cómoda.

Puesto que su cama estaba hecha un desastre, dejó a Takina sola por un momento, fue a su cuarto y acomodó la cama para que durmieran cómodamente, así que luego regresó por ella, la levantó y salieron del cuarto de Chisato, cerrando la puerta con un codo, para luego entrar al cuarto de Takina y acostarse en la cama.

Chisato la abrazó delicadamente, acariciando su cabello, le dejó un beso en la frente y susurró.

 

- También te amo. -

 

Muchos pensamientos estaban dando vueltas en su mente, quería decir muchas cosas y a la vez no encontraba las palabras correctas, las dos estaban cayendo vertiginosamente en un amor cada vez más profundo.

 

- Quiero estar contigo para siempre. -

 

Susurró tímidamente Chisato, acariciando una mejilla de la durmiente Takina.

A pesar de su valentía, esas palabras importantes no dejaban de retumbar en su pecho.

Los ojos de Chisato empezaban a cerrarse lentamente, como luz huyendo frente al crepúsculo, no quería que ese día terminara, quería seguir sintiéndose tan embrujada de amor y pasión, pero lamentablemente Morfeo la había agarrado de la mano para acompañarla por otra noche.