Sin lugar a dudas Chisato era una chica decidida, pero por dentro estaba vuelta loca, todo el valor que tuvo que reunir para decir y actuar de esa manera la estaba consumiendo.

También la tenía preocupada lo pensativa que había estado Takina en la tarde, ¿En qué o en quién estaba pensando?, esa pregunta no la dejaba tranquila.

A la pregunta de Chisato, Takina deglutió esa poca saliva que le había quedado debido al nerviosismo.

"Excelente pregunta" pensó Takina, lo que sentía hacia Chisato era genuino, sin embargo, no sabía si se trataba de un cariño amistoso, atracción sexual o un amor que estaba floreciendo.

Nunca se había enamorado y mucho menos esperaba enamorarse de una chica, por lo que no quería burlarse de Chisato o defraudarla emotivamente de ninguna manera.

- Es complicado. -

Respondió Takina, en voz baja.

- No quiero hacerte daño, Chisato, me pregunto si esto está bien. -

Por más que Takina quisiera hablar más, su garganta se lo impedía, tenía miedo y los senos prósperos de Chisato tan cerca de su cara la intimidaban un poco.

Chisato frunció el ceño por unos segundos, no estaba conforme con esa respuesta, pero una sonrisa maliciosa despejó su expresión facial, después de todo Takina no negó nada, simplemente dijo que era complicado.

- Habrá que descubrirlo entonces. -

Takina se sentía feliz pero tremendamente culpable a la vez, lo que tanto la excitaba estaba justo encima de ella, pero se sentía como si se estuviera aprovechando de la situación por una simple necesidad sexual.

- Takina, es lo que quiero, ansío este momento desde hace mucho tiempo... -

“Tal vez haciéndolo una sola vez para quitarnos las ganas, satisfaríamos una necesidad física y nuestra amistad no se arruinaría...” 

Takina decidió responder con hechos: agarró a Chisato por las caderas, se sentó, haciendo que se sentara encima de ella a caballito y empezó lamerle el cuello, terminando de desabrocharle el sostén.

Agarró firmemente los henchidos y palpitantes pechos de Chisato que, a pesar de su tamaño, dejaban que las vibraciones producidas por su corazón se pudieran percibir por lo fuertes que eran.

De hecho el corazón de Chisato parecía a punto de estallar, “Rayos, entonces ella también…” pensó, mientras su vagina se estaba mojando abundantemente.

Takina le quitó el sostén y empezó a lamer cada vez más abajo, dirigiéndose hacia sus pechos. Empujó ligeramente a Chisato para que se acostara, se le puso encima y empezó a lamer sus pezones, con una mano se agarró al lado del tórax adyacente al pezón que estaba chupando y con la otra mano bajaba, usando sus dedos para tantear adónde dirigirse.

Los pezones de Chisato estaban turgentes, haciendo contraste con la suavidad de las mamas.

La mente de Takina simplemente se puso en blanco y sus dedos se habían infiltrado en las bragas mojadas de Chisato que, por su parte, estaba jadeando y disfrutando cada acción pasivamente.

Takina empezó a masajear el clítoris de Chisato con un dedo y con otro masajeaba la entrada de su vagina.

- Espera, es mi tur- -

La vagina de Chisato estaba lubricada más de lo suficiente así que Takina le metió dos dedos con decisión y empezó a moverlos rítmicamente, manteniendo la misma intensidad, lo cual causó que a Chisato se le cortara la respiración por unos segundos y que su vagina se mojara aún más, empapando los dedos y la mano de Takina.

Chisato empezó a gemir, aunque trataba de taparse la boca con la mano para que no se escuchara nada desde afuera.

Takina de repente se despegó de su pecho, acercó sus labios a los de Chisato y le preguntó:

- ¿T- te gusta? -

Chisato asintió con la cabeza, mordiéndose el labio y mirando la boca de Takina. Quería besarla y saber a qué sabía su boca, así que la besó, buscando la lengua de Takina con fervor.

En lo que se besaban, Takina sacó los dedos del interior de Chisato para poder quitarle las bragas, se las bajó lo más posible, y también se quitó las suyas.

No estaba segura sobre lo que había que hacer en una relación sexual heterosexual, mucho menos en una lésbica, después de todo era su primera vez tendiendo sexo, así que se alejó un poquito de Chisato y se le quedó viendo sonrojada, iba a decir algo pero Chisato tomó las riendas y le sonrió.

- Acuéstate, tengo una idea, la vi en… -

Se calló por un segundo, le daba vergüenza decir que había estado mirando porno lésbico así que simplemente se sentó en la cara de Takina, se acostó en su cuerpo delicadamente y se acercó a su entrepierna.

- Haz lo mismo que yo. -

Chisato empezó a lamer el clítoris de Takina, dejando que su saliva fluyera para que su lengua pudiera acariciarla sin fricción alguna.

Takina sobresaltó, solía tocarse con los dedos, pero la sensación de la lengua cálida y mojada de Chisato ahí abajo era totalmente diferente, mucho más placentera, así que empezó a hacer lo mismo.

Debido a la excitación y el esfuerzo físico, los cuerpos de las dos estaban sudados y un poco pegajosos, como si no quisieran separarse el uno del otro.

Takina dejó de lamer solamente el clítoris y empezó a lamer y succionar los labios y la entrada de la vagina de Chisato, agarrándola firmemente por sus nalgas y clavando las yemas de sus dedos en ellas.

- Metemela. -

Ordenó Chisato, hablando como si tuviera la boca llena de comida, por lo que Takina no lo pensó dos segundos e introdujo su lengua al interior de la vagina de Chisato, moviéndola hacia todas las direcciones.

Chisato se detuvo por un momento y volteó los ojos hacia arriba, estaba sintiendo demasiado placer, nunca había imaginado que hubiera tanta diferencia entre masturbarse en autonomía y compartir ese momento con alguien especial.

No quería que ese placer tuviera fin tan pronto, así que se levantó y se sentó cerca de Takina.

- Es hora de entrenar cardio… -

Se acostó en sentido especular a Takina, abrió las piernas para luego enredarlas con las de ella, causando que las vaginas hicieran contacto.

Empezó a mover sus caderas haciendo que sus vaginas frotaran.

Takina entendió el juego e imitó a Chisato.

Parecía como si las dos vaginas estuvieran exprimiendo un suculento jugo que se estaba depositando en las sábanas, algunas gotas estaban recorriendo el interior de los muslos de las chicas.

- T-Takina, siento que pronto... -

Chisato quería decirle algo a Takina pero su respiración y la excitación no le permitía hablar con claridad, de todas formas Takina la comprendió y empezó a moverse más rápidamente, agarrándose a los extremos de la cama, el frotamiento hacía que sus cuerpos se sintieran aún más calientes.

Cada una sentía las contracciones vaginales de la otra y eso las excitaba aún más, hasta que pudieron llegar al clímax.

Las dos se dejaron caer por completo en la cama para recuperar oxigeno y energías.

"Ese placer que sentí no debería ser tan adictivo" pensó Takina y, a pesar de que anteriormente había pensado que nada más se trataría de una excepción, quería más.

Lo que más le había provocado placer era ver a Chisato indefensa, como si se tratara de una presa a la que se le podía hacer lo que ella quisiera, tener el control del placer que sentía Chisato significaba poder imponerse sexualmente sobre ella y hacerla gemir hasta gritar, algo que en esa ocasión no fue posible hacer pero que contribuyó a despertar un apetito en Takina.

- Antes, en la cafetería, estabas viendo a una chica, ¿Te gustó lo que veías o por qué te le quedaste viendo? -

Preguntó Chisato, sus muslos estaban temblando ligeramente debido a la fuerte estimulación experimentada pocos minutos antes.

Quería resolver al menos una duda, quería saber si a Takina le gustaban las chicas o si solo estaba experimentando algo nuevo.

Por su parte, Chisato había fantaseado tener sexo lésbico desde mucho antes de conocer a Takina, así que no tenía muchas dudas sobre su sexualidad, pero quería cerciorarse sobre lo que sentía Takina, haciendo una pregunta tramposa y que olía a celos.

- No me vas a dejar tranquila hasta que te lo diga, ¿Verdad? -

Contestó con una pregunta retórica para tomar aire y poder articular una respuesta más detallada.

- Estaba pensando en algo, que mi mirada estuviera en ella fue casualidad y no, no sé si soy lesbiana, si esa era tu pregunta real, es que… -

A pesar de haber apenas tenido sexo con Chisato, le daba vergüenza decir totalmente lo que le estaba pasando, pero una pregunta empezaba a tomar espacio en su mente, así que decidió expresarla directamente en lugar de amontonarla con los demás pensamientos que tenía guardados en su interior.

- Chisato, me preguntaste que si me gustabas… ¿Yo te gusto? -

Esa pregunta tomó por sorpresa a Chisato, la cual no tenía dudas sobre lo sentía hacia Takina, su única real preocupación era si ella le correspondía.

Las dos seguían acostadas, mirando al techo, así que Chisato quiso aprovechar la situación para sincerarse.

- Me gustas, Takina. -

Exclamó Chisato, quería gritarlo pero no podía subir el tono de voz, así que tenía que contener su emoción.

Takina se volteó a verla, su perfil lucía definido por estar en contraluz, su pecho bajaba y subía por la respiración, todo eso a los ojos de Takina se veía mágico, hasta los parpadeos se veían perfectos.

- Eres hermosa. -

Susurró Takina, sonrojando, sin quitarle la mirada de encima.

No le interesaba autodefinirse como lesbiana, pero si eso significaba sentir algo tan fuerte hacia Chisato, estaba bien.

Esa respuesta era mucho más satisfactoria que cualquier otra que Chisato imaginó, lo impredecible que era Takina la sorprendía cada vez.

Chisato se volteó también y acercó su nariz a la de Takina, alargando sus manos hacia ella para acariciar su rostro.

- Quiero más. -

Susurró Chisato, mirándola de manera desafiante.

Takina sonrojó y preguntó:

- Hablando en serio, ¿La cena estaba lista? Podría parecer sospechoso si nos tardamos mucho. -

Chisato abrió mucho los ojos y se sentó rápidamente.

-S-sí, eso no era broma. -

Las dos chicas empezaron a vestirse de prisa y a arreglarse el cabello, esperando que no se notara nada raro en su apariencia.

- Chisato, deberías salir tú primero, no hay manera de que sepan que estuvimos en el mismo cuarto, sirve que ves si ya están comiendo o no. -

Chisato asintió y sin decir nada, salió del cuarto y cerró la puerta cuidadosamente, pero al darse la vuelta se topó cara a cara con Mizuki.

- Hola bombón, Mika salió hace poco y yo pienso embriagarme en mi cuarto, creí haber visto a Takina antes, ¿Fuiste otra vez a husmear a su cuarto en su ausencia? -

“Rayos, espero que Takina no haya escuchado.” pensó Chisato, no quería darle una mala impresión.

- Tranquila, no tiene lo que tu tienes escondido en tu cuarto, sabes a qué me refiero. Las vi muy cansadas en estos días y quería ayudarlas, así que me puse a limpiar los cuartos hace días y vi sin querer, ¡Bendita juventud!, como se tardaron mucho, les dejé la cena lista, ¡Nos vemos! -

Sin más, Mizuki se fue a su cuarto sin mirar para atrás, la libertad con la que hablaba de ciertos temas era desconcertante. “Tendré que comprar candados” pensó Chisato, resoplando, Mizuki era una fisgona de primeras.

Takina abrió la puerta lo suficiente como para poder ver a Chisato y susurró:

- ¿Qué es lo que escondes en tu cuarto? -

Preguntó Takina inocentemente y al ver que no había nadie en el pasillo, salió del cuarto y Chisato contestó:

- ¡N-nada! Le gusta bromear, ya sabes. -

Takina la miró con recelo por un instante y empezó a caminar hacia la entrada.

- ¿No hay nadie a excepción de Mizuki? -

Preguntó Takina.

- No, además dijo que iba a estar en su cuarto, nos dejó la cena lista. -

Esa noche Takina y Chisato cenaron solas, tenían mucho y a la vez nada que decirse, las dos parecían estar procesando lo que acababa de ocurrir entre ellas.

De algo Takina estaba segura, quería paladear más de ella, quería dejar más recorridos de saliva a lo largo de su cuerpo y hacer que se mojará lo más posible, hasta que sus muslos gotearan y brillaran por el líquido.

De pronto sus pensamientos se hicieron mucho más lascivos y lujuriosos, ella también quería recibir más y dar mucho más.