Lycoris Recoil: Fumarola / Capítulo 3

La luz del día traspasaba las pestañas rubias de Chisato, despertandola gradualmente.

Abrió los ojos viendo hacia el techo que había decorado con estrellas fosforescentes que para ese momento ya no brillaban.

Tras unos minutos de bostezos y estiramientos, Chisato se sentó, apoyando sus pies desnudos en el piso frío, lo cual le dio el golpe de gracia al sueño, terminando de despertarse.

Lo que pasó ayer no fue un sueño húmedo, ¿Cierto?” pensó, cerrando los labios en una sonrisa nerviosa y tapándose la cara.

¡Anímate Chisato! Pasó de verdad y fue maravilloso. -

Dijo hablando a solas, mientras se daba unos golpecitos en los cachetes, solía estar feliz y de buen humor, pero ese día se sentía más ligera por un lado y más ansiosa por otro. A pesar de haber tenido un momento íntimo con Takina, no significaba que ellas fueran novias o que ese tipo de encuentro se volvería a repetir, por su parte Chisato lo hubiera vuelto a hacer una infinidad de veces más.

La noche anterior no se había duchado por el cansancio que sentía, así que se puso las pantunflas, se paró de pie, tomó unas toallas de su armario y se dirigió al baño, cerrando antes la puerta de su cuarto con llave, para evitar otros momentos incómodos.

La cafetería estaba hospedando mucho silencio, al parecer todos seguían dormidos todavía, así que decidió caminar a hurtadillas para no provocar ningún ruido sobre el piso crujiente de madera.

Una vez en el baño, Chisato se quitó el pijama y por último sus bragas, las cuales ya se sentían mojadas, puso todo en una cesta de ropa sucia, abrió la llave para medir la temperatura del agua y enseguida se metió a la ducha.

El vapor del agua hacía que su cuerpo se sintiera aún más sudado y pegajoso, haciéndole recordar el sexo intenso que tuvo la noche anterior y la sensación de la lengua caliente y goteante de Takina en su vagina y el momento en el que las dos vaginas estaban intercambiando placer y humedad.

Aunque su día estuviera a punto de empezar, Chisato ya tenía unas fuertes ganas de que Takina la agarrara y la hiciera suya, era inevitable que su entrepierna no pulsara, en lugar de que esa noche calmara su líbido, la aumentó e intensificó, aunque probablemente no se tratara sólo de simple atracción física, ya que Chisato realmente quería a Takina.

El sexo por sí solo podría ser placentero sin dudas, pero el amor, esas miradas tímidas y la incertidumbre le daban al acto un verdadero significado, el cual todavía no quedaba claro.

Chisato no solo fantaseaba con Takina de manera sexual, también pensaba en citas románticas que hubiera querido tener con ella, las cuales paradójicamente son más complicadas de proponer que simplemente yacer con alguien una vez y ya.

En lo que Chisato se duchaba y fantaseaba, Takina estaba dormida hasta que una notificación la despertó, era un mensaje de la agencia que pedía que tanto ella como Chisato se encargaran de una misión de alto riesgo y que tenían que estar listas lo más pronto posible, por lo que Takina reaccionó rápido y empezó a vestirse de prisa, después revisó su pistola y que nada faltara en su mochila, salió del cuarto corriendo, dirigiéndose al de Chisato.

Tocó la puerta numerosas veces pero no hubo respuesta, por lo que Takina abrió la puerta y no la vio, dio una mirada rápida por toda la cafetería, solo podría estar en el baño, así que sin pensarlo mucho abrió la puerta.

¡Chisato tenemos que irnos ya! ¡Vístete y sal! -

Le gritó Takina, viendo a Chisato al otro lado de la pared de vidrio translucida, solo se alcanzaba a distinguir su figura, suficiente como para que Takina entendiera que había invadido su privacidad, se podía decir que en ese momento estaban a la par, pero eso no era importante, tenían que apresurarse.

Takina esperó a Chisato fuera del baño, anteriormente ya había tenido que irrumpir en el baño para avisarla de algo urgente, pero en ese momento el nivel de relación entre las dos ya no era el de una simple amistad y una cualquier situación entre amigas cobraba un significado diferente.

De repente Chisato salió del baño con una toalla, se fue a su cuarto, se vistió y salió nuevamente del cuarto, todavía tenía el cabello mojado, las gotas recorrían su cara ruborizada por el calor de la ducha.

Las dos chicas salieron de la cafetería, revisando las coordenadas de la misión, tenían que desactivar unas bombas que habían sido colocadas por unos terroristas en una escuela abandonada, que se estaba usando como depósito para resguardar armas ilegales.

Durante el trayecto, Takina y Chisato estaban revisando detalles de la misión y tratando de crear un plan de irrupción y de huida de emergencia, aunque con poca antelación era complicado prever imprevistos.

Al terminar la planificación hubo un momento de silencio en el que Takina cayó en cuenta de que esa era su primera interacción espontánea con ella después de lo que había sucedido la noche anterior, por lo que el silencio envolvió a las dos chicas.

Sentía que tal vez había sido fría con Chisato por el tema de la misión, en Takina nació una necesidad de reconfortarla de alguna manera, de decirle que esa seriedad se debía al trabajo y no representaba algún tipo de rechazo.

Takina acercó titubeante su mano a la de Chisato, dirigiendo la mirada en dirección opuesta a ella.

Chisato se sorprendió y enredó delicadamente sus dedos con los de Takina, quería decir muchas cosas, pero no quería incomodarla, de momento estaba conforme con ese avance, además entendía que no era momento para sentimentalismos, había que mantener la cabeza fría.

Llegando al lugar, empezaron a inspeccionar los alrededores y posteriormente el edificio, parecía no haber presencia de ninguna persona, por lo que decidieron separarse.

- Takina, quédate en el primer piso por si alguien entra, voy a revisar el segundo piso. -

Takina asintió y preparó su pistola para cualquier eventualidad, mientras que Chisato subía cuidadosamente las escaleras, para evitar delatarse por el ruido de sus pisadas.

Una vez en el segundo piso se escuchó un disparo, que, gracias a su habilidad, pudo esquivar.

Había tres sujetos atrincherados en un salón, por lo que Chisato empezó a disparar hacia la pared contigua, lo que hizo que sus balas especiales rebotaran en un ángulo preciso, justamente para golpear a los enemigos y noquearlos sin que lo pudieran prever.

Después de eso, Chisato siguió patrullando el segundo piso hasta encontrar la primera bomba en uno de los salones, lo cual representaba una amenaza más tediosa que unos simples matones.

Chisato se comunicó por radio con Takina.

- Takina, ¿Cuantas bombas se estima que hay? -

Después de unos segundos de silencio para recordar los datos necesarios, Takina respondió.

- Un aproximado de 4 bombas en el primer piso y dos en el tercero, ¿Qué pasó? -

- Me encontré una… ¿Se podría tratar de una trampa? -

Takina abrió los ojos y exclamó tempestivamente.

- No toques nada, allá voy. -

Takina subió al segundo piso y se reunió con Chisato, examinó la supuesta bomba, en su cara se formó una mueca pensativa, su boca se había movido lateralmente y los músculos de las cejas estaban en tensión.

- No es una bomba, pero no me gusta cómo se ve, hay que apurarnos y subirnos al tercer piso. -

Takina pegó una calcomanía en forma de perrito cerca de ese dispositivo, quería marcar la zona sin levantar sospechas.

A pesar de algunos obstáculos, la misión concluyó tras desactivar la última bomba del primer piso, al parecer no había más, solo faltaba cerciorarse de la naturaleza del dispositivo sospechoso del segundo piso.

Las dos chicas regresaron al salón en el que se encontraba ese dispositivo y Takina se agachó ligeramente con la espalda, analizando el artefacto, haciendo que se le levantara la falda, delatando las bragas que habían comprado juntas durante una tarde de ocio.

Chisato se sentó en una silla, disfrutando de esa visión, a sus ojos Takina se veía tan sexi mientras analizaba el dispositivo, sus bragas estaban algo mojadas por el sudor, por lo que también se habían adherido a su vagina, resaltando sus formas.

- Entonces sí las estás usando. -

Afirmó Chisato, riéndose y levantando sus piernas, para apoyar los pies en el pupitre en frente de ella, sus nalgas eran visibles y parecían haber engullido las bragas puesto que no se alcanzaban a apreciar.

Takina se dio la vuelta y miró a Chisato confundida.

- ¿A qué te refieres? -

Preguntó, regresando su mirada al dispositivo, con sus manos abrió la mochila, sacó unos guantes, los colocó en sus manos y cuidadosamente arreglo dedo por dedo.

Después de tomar precauciones, Takina sacó una cajita especial de herramientas, agarró un destornillador que parecía de juguete por lo pequeño que era y empezó a remover algunos tornillos.

- Hablo de tu ropa interior. -

Contestó Chisato, bajando la voz y también los pies al piso, sentándose más educadamente, lo cual hacía que su cuerpo se viera un poco rígido y expresara físicamente lo que estaba sintiendo en ese momento.

Sentía que era el momento para retomar cierto tema dejado en stand by.

- Takina, detente. -

Takina estaba concentrada así que tampoco escuchó lo relacionado a su ropa interior, por lo que Chisato, impaciente, se puso de pie.

- Quiero hablar de algo. -

Chisato no solía ser pesada ni mucho menos petulante, pero cuando algo la incomodaba o la molestaba, tenía que resolverlo lo más pronto posible, sin rodeos.

Takina repuso sus herramientas diligentemente en la cajita y la dejó en el piso, junto con su mochila, para luego darse la vuelta hacia Chisato, la cual estaba erguida en una postura segura y firme, aunque algo forzada.

Takina podía reconocer en su voz cuando algo no estaba bien, así que se le acercó, esperando que profiriera palabra, podía intuir el porqué de su inconformidad, pero quería escucharlo directamente de ella, nunca es bueno hacerse ideas sobre algo y llegar a conclusiones precipitadas.

- ¿Solo fue algo de una noche o…? -

Chisato se detuvo, tal vez se escuchó demasiado intensa, después de todo ella no tenía ningún derecho a reclamarle, ella fue la que se le insinuó directamente y que entró a su cuarto sin permiso.

Takina osó una sonrisita y suspiró, Chisato se veía tierna aun estando seria, involuntariamente se le formaban pucheros y sus cejas contraídas los acentuaban.

Era complicado encontrar las palabras, a su parecer a veces se sentían innecesarias, después de todo muchas personas las emplean para malos fines o para manipular, Takina prefería actuar en lugar de intentar comunicarse verbalmente y hacer que todo pudiera resultar aún más confuso.

Apoyó sus manos en el pupitre, se acercó lentamente a la cara de Chisato y le dejó un beso en los labios, sonrojándose.

La frecuencia de los latidos de su corazón aumentó, haciendo que su respiración se sintiera un poquito más pesada.

Lejos del aspecto sexual, el enamoramiento causa efectos corporales muy peculiares y que se sienten satisfactorios e incómodos a la vez, como el hormigueo y entorpecimiento de las extremidades, especialmente caminando o acercándote a esa persona por la que sientes algo, y era justamente lo que le estaba pasando a Takina en ese momento, sentía que no se podía mover ni de un centímetro.

Chisato agarró la cara de Takina y la besó otra vez, abalanzándose hacia ella.

Amaba y odiaba que Takina no dijera las cosas claramente, ¿Ese beso era de consolación o sí correspondía sus sentimientos?, esa duda hizo que sus ojos empezaran a llenarse de lágrimas, no tanto por la tristeza, sino por la desesperación.

Takina se alejó ligeramente de Chisato, acercó una mano a su cara y acarició su cachete con el pulgar.

- Me gustas, Chisato. -

Susurró Takina, para luego darle un piquito. No quería apresurarse, pero al mismo tiempo entendía la necesidad de Chisato de tener certezas, por lo que sentía que para hacerla feliz tenía que esforzarse.

Esas palabras y ese beso adorable llenaron el corazón de Chisato, por fin esas palabras tanto anheladas eran realidad, sentía la necesidad de consumir ese momento de cariño de la manera más intensa posible y de reforzar aún más el vínculo que las unía, por lo que se sentó encima del pupitre, abrió las piernas, agarró a Takina de los brazos, la jaló hacia ella y empezó a besarla.

En lo que las dos chicas se besaban, Takina con sus dos manos estaba empezó a masajear el pecho de Chisato, mientras que ella le agarrado las nalgas, acariciando la entrada de la vagina con sus dedos, por encima de las bragas.

- Hazme tuya. -

Susurró Chisato, en el oído de Takina, ya lo habían hecho una vez así que se sentían más familiarizadas, tal vez en esta ocasión podrían dejar riendas sueltas a la perversión y al placer.

Takina silenciosamente aceptó la invitación, desabrochó el cinturón del uniforme y los cierres, para luego quitárselo por completo y darse cuenta que Chisato no traía ropa interior, por lo que quedó completamente desnuda.

El solo pensamiento de que toda esa maravilla de mujer fuera suya, la hacía excitar terriblemente, Chisato había abierto las piernas por completo, apoyando los tacones de sus botines en el pupitre, haciendo que su vagina quedara totalmente expuesta, el líquido estaba goteando en el pupitre, creando un pequeño lago brilloso.

Takina agarró su pistola y puso la punta del cañón en la frente de Chisato, la cual estaba empezando a respirar más intensamente, en lugar de sentirse asustada, se estaba excitando exponencialmente, ese juego de poder parecía gustarle, por lo que Takina empezó a recorrer el cuerpo de Chisato con la punta del cañón, dibujando círculos en su cuello, escote y pechos, bajando cada vez más abajo.

Chisato estaba estremeciendo, inundando el pupitre de líquido vaginal, Takina llegó hasta la entrepierna y empezó a acariciarle el clítoris con la punta de la pistola.

No había nadie en ese lugar abandonado, por lo que Chisato no estaba aguantándose los gemidos, cuanto más rápido Takina movía la pistola, presionándole el clítoris, más fuerte gemía Chisato, a lo que le introdujo parte del cañón en la vagina.

- E-espera Takina, ¿Qué estás hac- -

Takina le metió de golpe todo el cañón y empezó a mover la pistola rápidamente.

Chisato estaba viendo el cielo, quería hablar, pero se había quedado sin aliento, mientras que Takina la penetraba con fuerza.

Ese gesto fue totalmente inesperado para ella, pero la estaba haciendo gozar como loca, eso era lo que quería, que Takina hiciera lo que quisiera con su cuerpo.

- Cierra las piernas. -

Ordenó Chisato con decisión, había perdido los frenos inhibitorios, por lo que actuaba como su deseo dictaba.

Chisato obedeció cerrando las piernas, todavía tenía la pistola en su interior.

Takina se quitó las bragas, dejándolas en el piso, se sentó en la cátedra y abrió las piernas, levantando la falda.

- Te toca a tí, pero no se te debe caer la pistola. -

Chisato asintió y procedió a pararse de pie, apretando lo más que podía para que no se le cayera la pistola, se acercó a Takina, se agachó y empezó a lamer su vagina, mientras sus propias piernas temblaban, tratando de obedecer a las órdenes de Takina.

Chisato estaba haciendo lo que se le había ordenado sin rehusarse, estaba goteando en el piso, su cuerpo estaba sudando por el esfuerzo y miraba a Takina con ojos de cachorro, mientras su lengua y sus labios estaban alimentándose de su vagina.

Mientras gemía, Takina agarró a Chisato por el cabello, presionando su boca en su vagina.

Debido a que la vagina de Chisato ya estaba abundantemente lubricada, la pistola se le deslizó, cayendo al piso.

- ¿Cómo piensas remediar tu error? -

Preguntó Takina, mirando a Chisato fijamente en los ojos, mientras sonreía maliciosamente.

- Ha-haré lo que tú me digas. Cualquier cosa. -

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Sugoi
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