Lycoris Recoil: Simbiosis / Capítulo 4

Su cara estaba teñida de rojo y sus labios temblaban ligeramente, desde arriba se podía apreciar cómo el líquido vaginal seguía cayendo al piso, acompañado por algunas gotas de sudor que estaban recorriendo el cuerpo de Chisato y que hacían que de cierta manera este último brillara.

Sus cejas habían cambiado de lugar, contrayéndose hacia arriba, la pátina lagrimal de sus ojos daba un efecto óptico particular, parecía como si sus iris y pupilas estuvieran temblando también, debido a la refracción de la luz.

Sus labios estaban divididos por un resquicio a través del cual entraba aire a su cuerpo, el resultado era una expresión de impaciencia, control y deseo, Chisato se estaba aguantando, a la espera de órdenes, pero al mismo tiempo ansiaba más.

Mientras Takina seguía sujetando el pelo de Chisato, se inclinó más hacia ella y acercó sus labios contra su oreja, haciendo que su aliento caliente acariciara su oído.

 

-        Quiero que hagas algo por mí-

 

Susurró, con voz baja y ronca y procedió a agarrar sus propias nalgas y estirarlas hacia el exterior.

Chisato dudó un momento, excitada y nerviosa ante la idea, pero al mirar los ojos decididos de Takina, se sintió incapaz de resistirse así que asintió lentamente, con el corazón acelerado por la excitación.

Takina le soltó el pelo y Chisato deslizó la lengua por la húmeda hendidura de Takina, rodeando su ano antes de tantear suavemente su interior.

Takina cerró los ojos, el corazón parecía querer taladrarle el pecho, agarró a Chisato por los hombros y la jaló para acercarla más a sí misma mientras empezaba a temblar por el placer, mientras se masajeaba el clítoris con un dedo.

Justo cuando Chisato estaba empezando a tomar ritmo, un sonido de pasos acercándose resonaba.

Los ojos de Takina se abrieron de golpe, y su mirada se clavó en la de Chisato en una mezcla de alarma y excitación.

 

-        ¿Qué fue eso? -

 

Exclamó Chisato, con la lengua aún enterrada en el interior de Takina

El sonido se detuvo de golpe y alguien apareció en la jamba de la puerta, era Mizuki.

 

-        ¿Qué está pasando aquí? -

 

Con el corazón encogido, Mizuki se había encaminado hacia la escuela abandonada, mientras su mente se inquietaba ante posibles escenarios.

Llevaba horas rastreando los movimientos de Chisato y Takina y se estaba preocupando porque el gps no reflejaba movimientos, como si las dos estuvieran quietas y eso no podía significar algo positivo.

Había entrado al edificio con cautela, sus ojos escudriñaron los pasillos vacíos en busca de cualquier señal de movimiento.

La escuela, antes bulliciosa, estaba ahora inquietantemente silenciosa, con el polvo bailando a la luz del sol que se filtraba por las ventanas rotas.

No podía creer lo que estaba viendo.

 

-        ¿Qué están haciendo?-

 

Tartamudeó Mizuki, tratando de procesar lo que había ante sus ojos.

Chisato la miró con expresión suplicante.

 

-        Por favor, no te enfades. -

 

Suplicó, con voz temblorosa, pero Takina intervino.

 

-        Sólo queríamos profundizar lo que sentimos la una por la otra. No pensábamos que alguien nos descubriría. -

 

Mizuki se quedó mirándolas un momento, en realidad estaba feliz de ver que estaban bien. Siempre supo que entre ellas había una fuerte conexión, pero no se había dado cuenta de lo profunda que era.

Aún así, el cuerpo de Mizuki reaccionó ante esa visión, su respiración se aceleró y sus mejillas se sonrojaron, se sentía avergonzada y excitada al mismo tiempo.

Llevaba tiempo alejada de ese tipo de intimidad, pero ver a las dos chicas juntas despertó algo en su interior.

Con una sonrisa pícara, Chisato y Takina se le acercaron, sus manos agarraron el dobladillo de su camisa, Chisato se encargó de quitarle la camisa, arrastrándola hacia arriba, mientras que Takina le desabrochaba los pantalones para luego quitárselos, Mizuki había quedado en ropa interior.

Takina nunca se hubiera imaginado terminar en una situación como esa y menos involucrando un tercero, siempre se había imaginado teniendo sexo con Chisato pero con nadie más aparte de ella que, por su parte, extrañamente no sentía ningún tipo de celos, era como si todo, de cierta manera, quedara entre amigas, ya que Mizuki no era una persona cualquiera y mucho menos una extraña.

Mizuki se sentía expuesta y vulnerable, pero también increíblemente excitada.

Las dos chicas se miraron por un instante, como si las dos quisieran lo mismo y como si se entendieran tan solo mirándose.

Takina empezó a besar el cuello de Mizuki, mientras masajeaba sus pechos por encima del sostén, Chisato también había empezado a usar su lengua como pincel, desde su vientre hasta las bases del monte de venus, queriendo infiltrarse en sus bragas.

Mizuki se quedó de piedra, empezaba a sentir como su entrepierna se estaba mojando provechosamente, Takina y Chisato siguieron explorando su cuerpo, haciendo que su sangre se sintiera crepitante, como si chispas electrizantes recorrieran sus venas.

Se sentía como si las tres estuvieran simplemente dándose cariño, un cariño muy intenso, por lo que esa timidez e inseguridad había caído junto con la ropa interior de Mizuki, Takina le había quitado el sostén y Chisato le había bajado las bragas con los dientes.

Era la primera vez para Mizuki teniendo relaciones no solo con una chica, sino con dos a la vez, nunca había pensado en ellas de esa manera, pero ver el cuerpo desnudo de Chisato le causaba sentimientos encontrados, esos grandes pechos y esas caderas eran invitantes, como si quisieran acogerte y rodearte con esa carne que la hacía verse voluptuosa.

Para ese momento Takina todavía estaba vestida, a excepción de sus bragas, por lo que empezó a quitarse el uniforme rápidamente, sin darse cuenta Mizuki estaba sentada contra la pared cercana a la puerta, con las piernas abiertas, mientras que Chisato estaba ahí en medio a cuatro patas.

Ver Chisato y Mizuki desnudas era un espectáculo para los ojos de Takina, las dos tenían cuerpos hermosos, Chisato tenía muchas formas y recién estaba floreciendo como mujer, mientras que Mizuki ya era toda una mujer y podría tener más experiencia en ese ámbito, por lo que el sexo con ella podría revelarse interesante.

A pesar de que Mizuki estuviera ahí, Takina no la veía de la manera que veía a Chisato, se veía hermosa y sexi pero no sentía una atracción mental hacia ella, aún así tenerla ahí le daba un toque picante, como la nata en el chocolate caliente, no es imprescindible pero sabe más dulce.

-        Acuéstate. -

Dijo Takina, arrodillándose nuevamente hacia Mizuki, su cuerpo, a diferencia de ellas dos, era esbelto y sus pechos de menor dimensión, pero no la hacían verse para nada menos que ellas, su delgadez la hacía lucir ligeramente más frágil, la voluptuosidad de Mizuki y Chisato y la delgadez de Takina congeniaban perfectamente, como pieza de puzzles.

A pesar de su apariencia, su manera de ser era autoritaria, por lo que Mizuki obedeció y se acostó supina, simplemente deslizando desde la posición en la que se encontraba, Takina con sus manos la guió para que se acostara lateralmente y procedió a acostarse del mismo modo, pero antes colocando la cabeza de Mizuki entre sus muslos, pegando sin previo aviso su vagina contra su cara, mojándola con sus líquidos.

Mizuki sobresaltó pero no perdió tiempo y empezó a lamer su vagina.

Takina invitó a Chisato a que se uniera, así que se acostó  y cerró ese círculo metiendo la cabeza entre las piernas de Mizuki.

La nariz de Takina era rehén entre las nalgas sudadas de Chisato, pero no le impedía hacer su trabajo.

La vagina de Chisato era como un manantial y Takina no podía desperdiciar esa agua tan pura, así que no dejaba que ninguna gota se cayera, lamiendo su vagina y las zonas circunstantes como los muslos, aunque principalmente se encargaba se succionar su vagina, para que el líquido cayera directamente en su boca.

Al parecer Mizuki sabía usar bien la lengua y no solo para bromear, de hecho Takina a veces se veía obligada a interrumpirse por el placer que sentía.

Desde lo alto, ese círculo era como un crómlech, irregular pero estable, mágico pero íntimo y secreto.

Después de unos intensos minutos, un teléfono empezó a sonar, Mizuki se separó un poco de la vagina de Takina y alargó el brazo hacia su ropa, tanteando con la mano para encontrar el teléfono y, después de agarrarlo, vio la pantalla, era Mika.

Mizuki tomó un respiro profundo y contestó la llamada, tratando de que su voz no sonara rara.

 

-        H-hola Mika, todo en orden. -

 

Normalmente era muy habladora, pero no era el momento para explicar más de lo necesario.

 

- ¿Las encontraste? ¿Están bien? ¿Dónde están? -

 

-        Sí, estoy con ell- -

 

En ese momento Chisato empezó a lamer el clítoris de Mizuki muy rápidamente, poniéndola a prueba.

 

- ¿Cómo? -

 

-        Estoy con ellas, n-no te preocupes, la misión… ya está terminada, las acompañaré pronto a casa. -

 

Mizuki alejó un poco el celular de su cara, para que no se escuchara su respiración alterada.

Mientras tanto, Takina se había movido y había gatoneado hacia el costado de Mizuki, para poderla empujar y posicionarla supinamente, Chisato le abrió sus piernas y continuó lamiendo su vagina más cómodamente, insertando un dedo en su interior, mientras que Takina había empezado a lamer sus pezones.

 

- ¿Entonces qué pasó con esas dos? -

 

Mizuki se mordió los labios, quedando en silencio unos segundos para no gemir y con voz suave contestó.

 

-        N-nada, se habían quedado platicando de cosas de chicas y se les pasó el tiempo, m-me uní a la plática, n… nos vemos más tarde… ¿E-está bien? -

 

- Está bien, no se tarden. -

 

Se le soltó un ligero gemido justo antes de colgar la llamada, pero ya no podía aguantarse más y lanzó el teléfono, sus gemidos empezaron a llenar ese salón, mientras Takina seguía chupando los pechos de Mizuki, ella acercó sus dedos a la vagina de la joven y le introdujo unos dedos.

El engranaje estaba lubricado, las tres se entrelazaban armónicamente, como si de raíces de una flor se tratara, delicadas y unidas, en búsqueda de humedad y sustento.

Mizuki no deseaba ser totalmente sumisa como Chisato, por lo que decidió tomarse una pequeña venganza, se alejó abruptamente de las chicas, empujó a Takina para que se acostara y se sentó encima de su cara, tapandola enteramente con sus enormes nalgas.

Takina no podía ver nada, solo podía mover su boca, entonces envainó su lengua al interior de Mizuki, la cual frotaba su clítoris contra la nariz de Takina, moviendo sinuosamente sus caderas.

Chisato no podía dejar que su amada no recibiera nada, así que se precipitó entre sus piernas, lamiendo su ranura como si fuera una paleta, cuyos jugos tenían un sabor intenso y adictivo.

Puesto que Mizuki llevaba mucho tiempo sin tener relaciones, no aguantó la sobre estimulación y llegó al orgasmo, su cuerpo se puso rígido, los dedos de sus pies se endurecieron por el éxtasis, mientras que su vagina pulsaba rítmicamente.

Después de venir, decidió ponerse manos a la obra y hacer que las dos chicas también pudieran llegar al ápice.

 

-        Les agradezco, hace mucho tiempo no me sentía así, permítanme encargarme de ustedes. -

 

Afirmó Mizuki, poniéndose de pie y cambiando de lugar.

 

-        Chicas, acomodense. -

 

Mizuki les hizo seña de sentarse una cerca de la otra con la espalda contra la pared, para luego posicionarse en medio e introducir un dedo a la vez en sus vaginas, moviendo muy rápidamente las manos.

Anteriormente había tenido relaciones con hombres y sin duda las disfrutó, pero la experiencia de acostarse con mujeres era algo que nunca había imaginado hacer pero que hubiera vuelto a repetir, se sentía más excitante de cierta manera, aunque a su parecer, con unos juguetes sexuales adecuados se podría disfrutar aún más.

Mientras estaba pensando en lo satisfecha que se sentía, ya había introducido tres dedos, las chicas estaban gimiendo sin remedio y sujetándose la una a la otra para no caerse, hasta que finalmente llegaron al orgasmo, primero Chisato y enseguida Takina.

Mizuki siguió penetrándolas unos minutos después del orgasmo para que pudieran gozar lo más posible ese momento y posteriormente retiró los dedos, las dos vaginas estaban contrayéndose, abriendo y cerrándose debido a la dilatación, de hecho el área circunstante a sus anos también estaba ligeramente contraída, moviendose espasmódicamente.

Los dedos de Mizuki estaban empapados de los jugos de las dos chicas, así que lamió el exceso, acercando las manos a su cara, haciendo que sus muñecas aplastaran ligeramente sus senos y que las gotas los mojaran.

Tras ese momento de placer, la lujuria volvió a esconderse al interior de sus corazones y nació una ligera incomodidad, las tres empezaron a vestirse silenciosamente y a prepararse para regresar a la cafetería.

Solo en ese momento en Mizuki nació una duda, “¿Lo que hice con ella estuvo bien?” es lo que se estaba repitiendo en su cabeza, después de todo tenían un vínculo casi familiar y no quería que ellas se alejaran de ella.

 

-        Tengo hambre -

 

Exclamó Chisato para romper la tensión y sonriendo de oreja a oreja, esa sonrisa no se veía forzada, de hecho se veía como si estuviera realmente feliz.

No se sentía incómoda, de hecho alguna que otra vez, antes se conocer a Takina, había tratado de imaginar cómo se vería Mizuki sin ropa, ese cuerpo gritaba por debajo de sus atuendos habituales que no le hacían justicia, de cierta manera era como si hubiera conseguido un objetivo que estaba destinado a quedar incumplido.

A pesar de no ser muy expresiva, Takina también sonrió tímidamente, se sentía coronada por esas dos mujeres y sus dos pecaminosos cuerpos pero a la vez sentía que había desbloqueado algo más con Chisato, o sea la complicidad, fuera de ser una experiencia negativa, las unió aún más.

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