Bajo el manto nocturno, en sombras danzarinas,
una dama perdida entre dos mundos oscila,
sus pasos, una melodía macabra y divina,
en la sinfonía de su mente, una vida vacila.

Su nombre es un susurro en la bruma del olvido,
Lilium, la flor marchita en jardines de abismo,
donde susurros de sangre tejen su destino,
y el eco de su alma clama en el abismo.

En su mirada, reflejos de luna en aguas turbias,
un universo de misterio y doble naturaleza,
una máscara oculta tras sonrisas sombrías,
donde amor y muerte entrelazan su belleza.

Oh, Lilium, rompecabezas de sueños desgarrados,
entre susurros de voces quebradas y desoladas,
un cuervo negro en vuelo por cielos enlutados,
cargando en sus alas secretos de almas olvidadas.

Bajo la piel, un torrente de sangre y melancolía,
un corazón dividido entre luz y sombra,
en la danza de la vida, su alma se extravía,
en laberintos de pasión, en la muerte se asombra.

Sus manos son testigos de un pasado sangriento,
una danza macabra entre amor y desencanto,
donde el filo de sus dedos es un lamento,
cayendo como pétalos de sangre en el quebranto.

Oh, Lilium, enigma perdido en la oscuridad,
flor envenenada por la ciencia y la maldad,
bailando entre rosas marchitas en la eternidad,
buscando en su laberinto el eco de su amor y la verdad.