Deseos perversos. Parte 1

Azul.
En la penumbra fría, tu amor es un fuego ardiente,
una llama que consume sin remordimientos.
Eres dueña de mis deseos, cruel y exigente,
manejando mis suspiros como si fueran cuentos.

En tus ojos de luna, encuentro mi perdición,
un abismo donde caigo sin resistencia.
Eres la sombra que oscurece mi razón,
una reina nocturna, dueña de mi existencia.

Tus labios son dagas que cortan mi voluntad,
pero yo me entrego, sumiso a tu capricho.
Tu risa es el eco de mi alma desolada,
atrapado en el laberinto de tu hechizo.

En el frío de la perversidad, soy tu juguete frágil,
un corazón que late al ritmo de tu mando.
Mis lágrimas son rocío en tu jardín servil,
donde cultivas tu poder con mano de mando.

Oh, amor sádico que me abraza con espinas,
tu placer es mi dolor, tu deseo mi condena.
En esta danza nocturna de pasiones mezcladas,
te entrego mi ser, prisionero de tu pena.